La era de la desinformación: hacia una tendencia autoritaria

Presentamos el informe “La era de la desinformación: hacia una tendencia autoritaria”, elaborado por Alberto Arce, que analiza cómo la desinformación, potenciada por grandes corporaciones y tecnologías como la inteligencia artificial, afecta la percepción pública y fomenta narrativas autoritarias, con ejemplos en política, migración y conflictos bélicos. El informe propone acciones para combatir estos efectos y defender la verdad. 

En un contexto en el que los instrumentos de manipulación y control ya no se limitan a los vectores tradicionales de poder, el reto consiste en lograr una perspectiva genuina y crítica del mundo más allá de las guerras de la información, que propagan miedo, aturdimiento y odio. Resistir contra el fatalismo y el sensacionalismo de la posverdad, diseminada a través de un determinismo tecnológico en manos de las grandes corporaciones, da como resultado sociedades individualistas, débiles y alienadas. Llamemos a este contexto “la Era de la Desinformación”. 

Nos encontramos ante un ecosistema complejo de innumerables medios digitales subordinados a los algoritmos y a grandes empresas que controlan cada aspecto de nuestro acceso a las redes. La sobreexposición y la extrema permeabilidad de nuestros dispositivos móviles les ofrece un soporte ideal para hacer llegar la información más conveniente en forma de consumo rápido e inmediato. 

En esta investigación, presentamos tres estudios de caso que demuestran cómo la desinformación tiende a alinearse con narrativas autoritarias para formar un tándem devastador contra los principios democráticos y los derechos humanos. 

En el primero de ellos, revisamos las consecuencias de la inteligencia artificial (IA) como herramienta desinformativa fundamental en escenarios inherentemente competitivos, como son los periodos electorales. El algoritmo de esta herramienta permite inundar los espacios de comunicación con noticias falsas y verdades a medias que desembocan en un agnosticismo informativo: “si todo es falso, no puedo creer en nada”. 

En el segundo caso de estudio, analizamos el impacto de la desinformación contra las minorías migrantes en Túnez y la instrumentalización gubernamental de discursos de odio. 

En tercer lugar, presentamos uno de los casos más paradigmáticos del uso de la desinformación en conflictos armados: el genocidio del pueblo palestino en Gaza. Israel ha destilado las técnicas de manipulación y victimización para justificar décadas de ocupación y crímenes de guerra. Desde la descontextualización del conflicto hasta la deshumanización de la población palestina, pasando por la desacreditación violenta de fuentes de información, la creación de noticias falsas y la configuración de campañas de presión política, Israel se ha establecido como uno de los principales aparatos represivos de nuestra era. 

Finalmente, concluimos este estudio con una serie de recomendaciones para luchar contra la desinformación en las que proponemos cinco líneas de acción social como alternativa a la presión autoritaria.